martes, 16 de junio de 2009

La lectura comienza en la escucha

La voz de la joven madre llega a las hijas por igual, pero mientras la pequeña recibe las palabras con desasosiego, la mayor refleja en su rostro la serenidad del gozo. Ambas están cautivadas por el relato, pero cada una de ellas lo acoge de un modo diferente.
Las palabras del libro entornan los ojos de la mayor y abren desmesuradamente los de la pequeña. La ensoñación de una se complementa con los descubrimientos de la otra.
Ambas hermanas representan las dualidades de la lectura: mirar dentro y mirar fuera, ensimismarse y evadirse, ser uno y ser otro. 

Un pequeño poema de Angel González muestra la emoción que puede transmitir la lectura.

Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
- ¿Por qué lloras, si todo en ese libro es de mentira?
Y él respondió:
- Lo sé; pero lo que yo siento es de verdad.