viernes, 25 de octubre de 2013

La Selva Tropical



 

Mirando desde una avioneta, La Selva Tropical es como un verde jardín
cruzado por el gran río Amazonas. 
El Sol calienta todo el año y, casi todos los días, cae una tormenta,
que riega los altísimos árboles.
 
Preparamos un mural donde dibujamos, recortamos y pegamos los elementos:


Arriba en sus copas anidan pájaros de vivos colores: loros, tucanes.
Un poco más abajo, los monos se columpian buscando la comida,
la serpiente Anaconda se retuerce y el jaguar o el tigre aguardan, camuflados
en su piel de puntos o rayas, a atrapar a sus presas.

 
Abajo del todo, en el suelo, se ve oscuro. Agún rayo de Sol se cuela entre las hojas
y refleja en el río la silueta del caimán.

En la selva no hay caminos, ni carreteras, ni casas, ni los nativos necesitan ropa.

 El padre nativo nos guía  y nos muestra cómo pescan iguanas en la canoa
o cómo cazan los monos soplando una flecha venenosa dentro de una rama hueca.

Las madres hacen chozas con ramas que recubren de hojas
a modo de tejas para que escurra la lluvia, preparan pan de maíz
y hacen hamacas anudando cuerdas.

Los niños se columpian con los monitos en las lianas y disfrutan bañándose en el río.


Cantamos la canción de Mi Planeta:

Gira, gira, gira otra vez,
mi Planeta quiero conocer.

En la Selva, en la Selva,
donde los monos viven,
hay panteras, hay panteras,
elefantes y tigres.

En El Libro de la Selva el oso enseña al niño a buscar los frutos
que se pueden comer.



Los Martes para comer la fruta les canto:
El plátano
es fenomenal.
No hay ninguna
otra fruta igual.
El plátano me mola cantidad.

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