jueves, 4 de diciembre de 2014

Visita a Arqueopinto

Nos recibe un paleontólogo Raúl

y con él recorremos la Senda de la Evolución:

Del Homo Australopitecus conservamos el andar sobre los dos piés
y la pinza de los dedos de la mano para ser más hábiles.

Del Homo Antecesor, golpeamos las piedras para sacar lascas,

 que cortan el pelo, la piel y la carne.

De los Homo Nendertales controlamos el fuego, hicimos puntas de piedra tallada para las lanzas, fuertes, como ellos

 y levantamos tiendas
con colmillos de mamut y pieles de ciervo.

Del Homo Sapiens Cromañón, nuestros abuelos, perfeccionamos las armas,
 
 lanzándo las azagayas con el propulsor para cazar desde lejos,
más protegidos de los animales,

 aprendimos a ser artistas pintando en las paredes de las cuevas, animales,

 
 dejando las huellas de sus manos.

  y tallando estatuillas de hueso y de marfil: venus, muñecos,

 
 teléfonos, avisadores que suenan al girarlos.

  También entramos en la cabaña Neolítica.

Donde tocamos un hacha de piedra pulimentada

 y un puñal muy fino de sílex.

   Raúl crea fuego con chispas de pirita,


que mete en un ovillo de yesca y sopla hasta que se prende

 y lo arroja a la hoguera.

En el Taller de la Prehistoria,

 buscamos ocres, negro, rojizo y amarillo crema.

Dibujamos a la prehistórica  Culula, Encarna,
que nos acompañó y disfrutó tanto como nosotros.


Estampamos las manos y estarcimos otras con ocre disuelto en agua,

 soplando dentro de un hueso como Croniñón.

Dibujamos con palitos

 y a la luz de las vela, obras prehistóricas.

Nos despedimos de mamut.

 Nos comimos dos galletas esperando al autocar.

¡Qué viaje más divino!

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