lunes, 9 de marzo de 2015

Mari - Mashenka y el Oso

Mi compi Mari les lee Mashenka y el Oso

Estamos trabajando este cuento con los niños de Atención Educativa,
aunque les gusta tanto que la otra tarde se lo conté a todos.


Es un cuento popular ruso que me trajeron mis padres
cuando visitaron la antígua URSS en 1.986.

En casa nos decimos a veces: -"Te veo, te veo, Osito".

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Mashenka vive con sus abuelos en una aldea al lado de un bosque.
Un día buscando setas se perdió y fué a parar a una cabaña
en la que vivía un enorme oso.

Este se alegró al ver a la niña y la dijo:
- Tu conmigo vivirás. El horno encenderás.
La sopa me guisarás y a la mesa me la servirás.
De aquí nunca te marcharás.

Mashenka, lejos de asustarse y llorar, pensaba la manera de escapar.
Hasta que un día, viendo que el oso era muy goloso,
preparó unos pasteles y le dijo:

-Oso, déjame ir a ver a mis abuelos, a llevarle estos pastelitos.
-¡NO! -le respondió el oso- te perderías en el bosque. Iré yo mismo.

Eso es precisamente lo que Mashenka quería.

La niña preparó una enorme caja de madera y le dijo al oso:
-Oso, ve a la puerta y mira si llueve, que yo me subiré a un árbol
y desde allí te veré marchar.

El oso se dió la vuelta y Mashenka de un salto se metió en la caja,
cogió la bandeja de pasteles y la puso encima de ella.
Al regresar, el oso vió que estaba todo preparado, se echó la caja
a la espalda y tomó el camino a la aldea.

 Después de andar un buen rato, se sentó en un tronco talado y exclamó:
- Descansaré un ratito y probaré los pastelitos.

- ¡Te veo, te veo Osito!
No descanses un ratito,
ni pruebes los pastelitos,
que son para la abuelita,
que son para el abuelito.

Sorprendido, el oso emprendió de nuevo la marcha.

Así, varias veces, hasta que se acercó tanto a la aldea,
que los perros oliendo a oso se pusieron a ladrar.
Muy asustado por si le descubrían los hombres, soltó la caja
y corriendo se adentró en el bosque.

Los abuelos abrieron la caja y ¡Sorpresa! era Mashenka,
que había logrado volver a casa.

Locos de felicidad exclamaron:

-¡Pero que lista es nuestra nietecita!

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A los niños les sorprende que una niña pueda engañar a un oso.

Historias como ésta, nos ayudan a no frustrarnos
ante las dificultades y a buscar soluciones: confiar en nosotros mismos.

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